No suelo prodigarle alabanzas a Camps, más bien encuentro motivos para criticarlo: esa beatería suya; ese rodearse de gentes absolutamente fieles, desdeñando a quienes tienen criterio (cosa que, sin ir más lejos, también hace Zapatero); ese derroche de dinero con la Academia Valenciana de la Lengua, tan necesario en otros ámbitos; ese actuar como si los ciudadanos fuéramos súbditos y no soberanos. Pero de que no esté de acuerdo con muchas cosas de Camps a que acepte que todo vale hay un trecho.
La filtración de un indicio tan débil que implica a Camps, junto al intento de desprestigiarlo basándose en él, deshonran a quienes los llevan a cabo. Quizá El País vende más ejemplares gracias a esta cuestión, acaso tiene más datos, que piensa ir desvelando poco a poco. En ninguno de los casos merece la aprobación pública.
Alarte hace muy mal en subirse a ese tren. Otros de su partido, más avezados, mantienen una prudente distancia con el asunto. Debería vigilar atentamente esta cuestión, no sea que le cueste la silla.
Cualquier indicio de corrupción, implique a quien implique, debe investigarse hasta el final y ha de tener las consecuencias previstas. Pero una investigación judicial no es un circo. Si se pretende limpieza democrática, Bermejo y Garzón deberían haber dimitido ya, al margen de lo que ocurra con quienes dicen que están implicados.
El problema más grave que tiene España en estos momentos es la crisis y los políticos, con el presidente del gobierno a la cabeza, deberían esforzarse en transmitir confianza y seguridad. Deberían hacer ver que los políticos tienen en cuenta las angustias de la gente y olvidan, aunque sea por un corto periodo de tiempo, sus diferencias para intentar resolver la situación conjuntamente.
Lejos de eso, desde instancias gubernamentales, se intenta desviar la atención de la crisis para sembrar de dudas sobre su moralidad al partido rival. De momento, lo que no hay es ninguna duda sobre la falta de moralidad del partido gobernante. Y en lo que concierne a las dudas, éstas se refieren a sí a todos los partidos se les investiga con el mismo denuedo.
La filtración de un indicio tan débil que implica a Camps, junto al intento de desprestigiarlo basándose en él, deshonran a quienes los llevan a cabo. Quizá El País vende más ejemplares gracias a esta cuestión, acaso tiene más datos, que piensa ir desvelando poco a poco. En ninguno de los casos merece la aprobación pública.
Alarte hace muy mal en subirse a ese tren. Otros de su partido, más avezados, mantienen una prudente distancia con el asunto. Debería vigilar atentamente esta cuestión, no sea que le cueste la silla.
Cualquier indicio de corrupción, implique a quien implique, debe investigarse hasta el final y ha de tener las consecuencias previstas. Pero una investigación judicial no es un circo. Si se pretende limpieza democrática, Bermejo y Garzón deberían haber dimitido ya, al margen de lo que ocurra con quienes dicen que están implicados.
El problema más grave que tiene España en estos momentos es la crisis y los políticos, con el presidente del gobierno a la cabeza, deberían esforzarse en transmitir confianza y seguridad. Deberían hacer ver que los políticos tienen en cuenta las angustias de la gente y olvidan, aunque sea por un corto periodo de tiempo, sus diferencias para intentar resolver la situación conjuntamente.
Lejos de eso, desde instancias gubernamentales, se intenta desviar la atención de la crisis para sembrar de dudas sobre su moralidad al partido rival. De momento, lo que no hay es ninguna duda sobre la falta de moralidad del partido gobernante. Y en lo que concierne a las dudas, éstas se refieren a sí a todos los partidos se les investiga con el mismo denuedo.
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