Los partidarios de Hugo Chávez van casa por casa exigiendo el sí. Entre los postulantes hay muchos funcionarios que efectúan esa labor porque les obliga el gobierno. Recuerdan a las gentes los favores que les hizo Chávez. Pero esos favores no los ha hecho personalmente, sino en su calidad de presidente. Llegados a este punto, se entra en el terreno de lo discutible, porque se refiere a fondos públicos y a la forma óptima de utilizarlos en beneficio general. Puede argüirse que en lugar de regalar casas a quienes no tienen hubiera sido mejor procurarles trabajo y ofrecerles la casa a precio de coste.
De todos modos, tomar la casa a cambio de la dignidad no parece un buen negocio. Y la pérdida de la dignidad no puede discutirse por cuanto a cada momento se les está recordando su deuda y porque sólo en democracia se tiene. Evidentemente, Hugo Chávez no es demócrata. Un demócrata nunca se cree guía del pueblo, sino servidor suyo. Por otra parte, las simpatías y antipatías suyas ponen de relieve que la democracia para él no es más que un estorbo.
Ahora plantea un nuevo referéndum, después de haberlo perdido hace un año. Eso lleva a pensar que si lo pierde de nuevo, volverá a plantearlo y así sucesivamente hasta que resulte lo que desea con tanto ahínco. Cabe dar por seguro, a la vista del personaje, que en este momento pararía la serie.
Los motivos alegados por este gobierno para expulsar a Luis Herrero y la forma de llevar a cabo la expulsión son ambas propias de un gobierno dictatorial. Si se atrasa la hora de cierre de los colegios y a la vista de las maniobras que se llevan a cabo, lo lógico es sospechar de los motivos y, como es lógico, decirlo. Un observador internacional no debe ser asertivo, ni tampoco dejarse intimidar. Chávez tiene mucho poder, obtenido gracias al petróleo y la indignidad de muchos gobernantes del mundo, cosa que le permite este comportamiento.
De todos modos, tomar la casa a cambio de la dignidad no parece un buen negocio. Y la pérdida de la dignidad no puede discutirse por cuanto a cada momento se les está recordando su deuda y porque sólo en democracia se tiene. Evidentemente, Hugo Chávez no es demócrata. Un demócrata nunca se cree guía del pueblo, sino servidor suyo. Por otra parte, las simpatías y antipatías suyas ponen de relieve que la democracia para él no es más que un estorbo.
Ahora plantea un nuevo referéndum, después de haberlo perdido hace un año. Eso lleva a pensar que si lo pierde de nuevo, volverá a plantearlo y así sucesivamente hasta que resulte lo que desea con tanto ahínco. Cabe dar por seguro, a la vista del personaje, que en este momento pararía la serie.
Los motivos alegados por este gobierno para expulsar a Luis Herrero y la forma de llevar a cabo la expulsión son ambas propias de un gobierno dictatorial. Si se atrasa la hora de cierre de los colegios y a la vista de las maniobras que se llevan a cabo, lo lógico es sospechar de los motivos y, como es lógico, decirlo. Un observador internacional no debe ser asertivo, ni tampoco dejarse intimidar. Chávez tiene mucho poder, obtenido gracias al petróleo y la indignidad de muchos gobernantes del mundo, cosa que le permite este comportamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario