viernes, 11 de enero de 2013

Cuando los morosos son los bancos

Cuando son los bancos los que no hacen frente a sus obligaciones, no pasa nada. O quizá sí. Lo más probable es que nos toque pagarlo entre todos.
Cuando la burbuja inmobiliaria estaba en fase de engorde y todo era bonito y vivíamos en la Arcadia feliz y teníamos un presidente muy educado y “muy solidario”, los bancos y las cajas tenían unas leyes que les convenían, así que echaban toda la carne en el asador, con la seguridad de que el asador era suyo y lo tenían todo bajo control.
Hoy en día tenemos otro gobierno, aquel presidente tan solidario vive en una casa de lujo, y a los bancos se les ha reventado el asador. El nuevo presidente ha decretado que hemos de comprarles otro asador a los bancos, y ellos se han tenido que quedar, con gran dolor de su corazón, los pisos de los morosos. El dolor de corazón se lo produce una realidad manifiesta: no tienen sitio para guardar tantos pisos. No lo habían previsto. Quienes guardan los dineros de los españoles no son previsores. Y quienes deberían vigilarlos viven en Babia, de donde sólo salen para cobrar.
Los bancos y las cajas desahucian a los clientes que no cumplen lo estipulado. Al hacerlo, adquieren responsabilidades con las Comunidades de Propietarios en las que están dichos inmuebles, y esto ya no les gusta tanto a los bancos, ni a las cajas.
Puesto que la demora en el pago no se debe a la penuria, ya que a los integrantes de los Consejos de Administración se les paga mucho, aunque hagan mal su trabajo, el gobierno podría hacer una ley mediante la cual cuando un banco o caja dejara de pagar una cuota de la Comuniidad de Propietarios perdiera el piso en beneficio de ésta. Pero no lo hará, porque el sueño secreto de los políticos es sentarse en el Consejo de Administración de un banco.

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