No
sé si las cosas siguen igual, pero creo que antiguamente se podía
invertir en Bolsa y se podía jugar en Bolsa.
Invertir
en Bolsa era comprar acciones de una empresa, en la que se confiaba
con la intención de obtener mayor rentabilidad que si se colocaba el
dinero en la renta fija, pero sabiendo que también existe la
posibilidad de perder. Jugar era otra cosa; consistía en comprar
acciones para venderlas en cuanto se hubiera producido una subida. El
riesgo en este caso es menor, lógicamente.
Al
parecer, Luis Bárcenas hizo varias jugadas en Bolsa y en ellas
compró y vendió en el mismo día, y obtuvo grandes beneficios en
todas ellas, lo cual lleva a pensar a los investigadores que pudo
servirse de información privilegiada.
El
inversor necesita pensar que pisa tierra firme. Concretamente, el de
Bolsa cree que hay organismos que regulan y controlan todo lo que
ocurre en Bolsa. Y lo cierto es que esos organismos existen y quienes
trabajan en ellos no están mal pagados.
Sin
embargo, numerosos inversores de Bolsa, en no pocas ocasiones,
sienten que han sido víctimas de algo parecido al timo de la
estampita. O sin haber tenido esa sensación directamente han pensado
que estuvieron a punto de caer.
Hay
empresas, algunas de ellas financieras, que fueron dirigidas de forma
penosa, e incluso que manipular el valor de sus acciones en Bolsa,
sin que quienes debían controlar su funcionamiento y también su
comportamiento, se dieran por enterados en ningún momento. Al final,
el inversor lo pierde todo, o casi todo, opina que de forma
fraudulenta, y por todo consuelo tiene la posibilidad de levantar su
mirada al cielo.
Ahora
se dice que Bárcenas pudo jugar con ventaja y el inversor nuevamente
se ve burlado. ¿Quién controla todo eso? ¿Se llevará la
investigación hasta el final y se castigará a quienes pudieron dar
esa información a Bárcenas o el castigo recaerá únicamente sobre
éste?
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