domingo, 30 de diciembre de 2012

Ah, el ajedrez

Salvador Domínguez me da unos consejos que, por una vez en la vida y sin que sirva de precedente, voy a intentar seguir, aunque no garantizo los resultados. Pero antes he de decir que creo que Salvador Domínguez ha sabido habilitarse una burbuja que tiene mucho de romántica y de poética, en la que entran, entre otras cosas, su concepción política, que nada que ver lo que los políticos profesionales intentan hacer, y sobre todo Isa Coronado, su mujer. Yo conozco a Isa y comprendo que Salvador sea feliz. Y me pongo ya manos a la obra:
Me confieso padre en que a veces entro en esos sitios que consisten en encontrar la mejor jugada en un problema de ajedrez. Y que al principio me sorprendía que esa mejor jugada, a veces, consistiera en hacerse matar la Dama o la Torre para que en la siguiente jugada el Rey no pudiera moverse. Y esta situación me lleva a pensar en el ajedrecista y médico Rafael Simón, que siempre ve cualquier cosa que se le presente como una oportunidad para mejorar personalmente.
También es ajedrecista Salvador Blasco, y tan noble como el otro Salvador citado anteriormente. Salvador Blasco es de esos a los que les gusta buscar la verdad en donde se encuentre. Y también es romántico. Si de ajedrez se trata, como es el caso, no se puede olvidar a Rafa Marí, tantas veces campeón. Ha hecho mucho y lo sigue haciendo por el ajedrez valenciano. Fernando Mancebo, inteligente psicólogo, también ha sido campeón. Sus rivales le temen por su genialidad.
Hay otro jugador de ajedrez, el Gran Mac, también conocido como José Clere, de gustos poéticos y gran finura intelectual. Al que se le parece a Karpov, Ramón Navarro, a quien no consigue ganar casi nadie, le da por la Física.
A dos grandes cerebros ajedrecísticos, José Antonio Garzón y Carlos Morenilla, tuve ocasión de saludarlos con motivo de la presentación de un libro del que el primero de los dos es coautor.
Yo creo que siempre que se habla de otra persona hay algo de poesía y he citado a varias. Y puesto que lo he hecho con cariño me doy por satisfecho. Convengo, por otra parte, en que el ajedrez, tomado con moderación, es una fuente de enseñanzas. ¡Hay que saber aprovecharlas!

No hay comentarios: