Hace tiempo que se dice que Zapatero tiene una mina de oro en Venezuela. Evidentemente, no sabemos si lo de la mina es cierto o solo un eufemismo mediante el que se nos informa que tiene algo de mucho valor por aquellos predios. En cualquier caso, hay constancia de que viaja mucho a aquellas tierras y que es recibido con todos los honores por los caciques del lugar. En Venezuela hay presos españoles, de los que nadie hace caso y Zapatero menos.
Todo lo anterior procede de los datos previos de que disponemos por aquí, y aunque más de una vez nos ha extrañado la pasividad de la Administración poco a poco van saliendo a la luz las cosas interesantes. Por algún motivo raro, o no tanto, el gobierno de Biden también pasaba de largo sobre ciertos asuntos, pero ha aparecido Trump, que quiere hacer algo sonado, para que lo recuerde la historia, y ello ha conllevado que se remuevan todos los corrales. Es arbitrario, porque Putin es igual que Maduro, un criminal de guerra, peligroso y nada fiable y los dos vienen recibiendo por ahora tratos radicalmente distintos. Ahora bien, nadie se puede fiar de esto, porque el americano es un tipo sin principios y nunca se sabe qué es lo que pretende. Parece que esté comprando fincas o viviendas. El caso es que, como ya he dicho anteriormente, el planteamiento que ha hecho en el Caribe es extraordinario, lo que lleva a pensar que no es obra suya, sino de María Corina Machado, mujer a la que vienen despreciando muchos. También Zapatero. Si este sujeto tuviera la mitad del talento que se le atribuye sus hijas no estarían en Venezuela, sino en algún internado monjil de cualquier parte. El caso es que cuando se entere de la realidad de las cosas ya será tarde.