miércoles, 4 de marzo de 2020

El macho que come alfalfa

Para formar parte de este gobierno apoyado por terroristas, delincuentes y boliviaranos, que no parece tener otra finalidad que la de hundir a España, hay que ser miserable. Pero algunos de sus componentes, además de la cara dura, común a todos ellos, tienen conocimientos relacionados con las materias de su competencia.
Se conoce que uno de ellos ha venido a demostrar este supuesto, lo cual le ha valido una reprimenda: «En las excusas técnicas hay mucho machista frustrado». Se la ha propinado uno que se postulaba como macho alfa. Alfalfa será, le contestaron.
Los insultos favoritos de los boliviaranos son ‘fascista’ y ‘machista’. No hay nadie más machista, ni más fascista que ellos, porque lo que quieren es conseguir el poder para imponer la ley del más fuerte. El modo de relación que pretenden es el de la sumisión, como en el Islam.
Pero al acusar a alguien de machista o de fascista, no pretenden definirlo con la definición más adecuada a su comportamiento, sino estigmatizarlo, recordarle que ellos tienen un poder mediante el cual pueden causarle un perjuicio. Lo suyo es el amedrentamiento, la coacción y si pueden, la ejecución.
Ahora se conforman con el insulto y el caso, pero ya han dejado ver que tienen en el horizonte penas de cárcel para quienes les lleven la contraria, pero lo que realmente les gustaría, y se sabe porque lo han dicho ellos mismos, es aplicar la guillotina. ¡Quién sabe si tienen ya alguna encargada!
En Twitter hay juristas que explican, y lo hacen muy bien, lo que pretenden hacer estos desalmados con el asunto de marras. Por ejemplo: «Los populistas están intentando convertir el Derecho Penal en un instrumento ideológico».
Se apoderan de todo, del feminismo, de la justicia, de lo que sea. Todo lo magrean, prostituyen, pervierten, utilizan…, siempre con fines espurios. Es triste que los socialistas no acaben con esto.

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