jueves, 5 de marzo de 2020

La Ley feminista podemita no puede funcionar

Ni aunque el Felón ceda, por la cuenta que le trae, porque le interesa más el sillón presidencial que ninguna otra cosa del mundo, ni aunque Carmen Calvo, la Calva, la Feminista, obedezca a su señorito y calle, ni aunque Juan Carlos Campo, el ministro de Justicia, se coma el macho y resentido, ni aunque a Margarita Robles, también jurista, se le hinches los mofletes de vergüenza, pero calle, ni aunque Marlasca, que ya se tragó un maricón, empequeñezca más, esa ley no puede funcionar.
Y no puede porque no todas las mujeres son como las que tiene Irene Montero en su oficina, totalmente acríticas y dadas a la obsecuencia y al ‘consentimiento’ con la jefa.
Muchas mujeres han sabido bregar en la vida y han obtenido logros valiéndose de su esfuerzo, talento y perseverancia, y por supuesto que con absoluta limpieza y sin trampas, y no van a consentir ahora que se las trate como si fueran débiles y necesitadas de protección, ni que una persona como Irene Montero, cuyo nivel de educación, y me refiero a los modales, es tan bajo, les explique cuáles han de ser sus pautas de comportamiento. Si eso no se lo hubieran permitido ni a Ana Botella, mucho menos se lo van a aguantar a ella.
Las mujeres hechas y derechas, que se han batido el cobre en la vida, soportando contratiempos de las más diversas índoles, y trampas y añagazas que se les han ido poniendo en el camino, y han demostrado lo que valen por sí mismas, al margen de los hombres con los que hayan convivido, van a sentir como un agravio que una mujer sin mérito alguno, y más deseos se hacer mal que otra cosa, se erija en defensora de ellas. Y es que, además, con defensoras como estas del gobierno no hacen falta enemigos. Ni enemigas.

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