Feijóo, que no dio la cara cuando el tremendo error de su partido en la votación de la ley que permite excarcelar terroristas, sino que se escondió cobardemente y que tampoco consideró, por celos, la razonable propuesta de la presidenta de Madrid de ir todos juntos a la reunión con Sánchez o no ir nadie, camufla su evidente falta de iniciativa con críticas veladas a Ayuso, a la que le sobra capacidad y preparación.
Todos los presidentes y presidentas del PP, excepto la mejor, acudieron individualmente a la cita con Sánchez, mostrando así sumisión a Feijóo, que está esperando convertirse en presidente por inercia. Si la presidencia del partido se le hubiera ofrecido a quien realmente la merece ya haría tiempo que Sánchez estaría lidiando sus apuros con la justicia sin apoyo gubernamental, y quizá hasta fuera del PSOE, porque perdido el poder seguramente lo habrían echado.
Lo que hizo Ayuso al no acudir a la llamada del Felón es lo correcto, por más que el PSOE, los panfletos y los correligionarios hayan hecho mucho ruido con eso, presentando las cosas al revés, lo cual solo sirve para que los votantes la echen de menos al frente del partido.
Dije hace tiempo, y sigo pensando lo mismo, que en cualquier provincia de España en la que se presentara ella como cabeza de cartel ganaría las elecciones. Es fácil decir eso, porque cuando en Álava, Guipúzcoa y Bilbao hubo candidaturas recias, los resultados fueron buenos. Lo mismo en Cataluña, primero con Vidal-Quadras y luego con Ciudadanos. Ayuso levanta pasiones por donde va y en todas partes suspiran por tener una dirigente como ella, que defiende los intereses de los ciudadanos y no los suyos propios, como es el caso de los aduladores.
Si Feijóo fuera inteligente se retiraría y dejaría paso a Ayuso, porque la posibilidad de que no consiga gobernar tras las elecciones existe, y en ese caso no sabría donde esconderse.
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