El Macroncito visitó a Mojamed y este lo trató con grandes honores y agasajos. Estaba claro que tenía que haber algo turbio en el asunto. Finalmente, la Francia cuna de la civilización ha sacado un mapa de Marruecos que incluye el Sáhara. De la reunión de un par de granujas no podía salir nada bueno.
No conozco a ningún saharaui, no he estado en el desierto y tampoco tengo intención de ir, pero sé que si dejamos que la fuerza bruta y las malas artes se impongan a la justicia el mundo se convertirá en una selva.
El Macroncito no es nadie para decidir que el Sáhara es de Marruecos. Tampoco es nadie Biden. El único derecho que tiene el infame Mojamed, que es, aproximadamente, como Maduro, es el que le concede la fuerza y la alianza con sinvergüenzas sin escrúpulos. O sea, moral y legalmente ninguno.
Ya hace mucho tiempo que la ONU les viene diciendo a los saharauis que tienen razón, pero que no disponen de fuerza para defenderla. Y puesto que no la pueden defender, los matones abusan. Para eso sirve la ONU, para hacer el papelón. Si los saharauis tienen razón, ¿por qué no los defiende? ¿Por qué permite que abusen de ellos? Mojamed es cruel.
Mojamed, además de matar de hambre a los marroquíes y entretenerlos con sus ansias imperialistas, suele regar con dinero a personas influyentes de Francia y España para que traicionen a la razón y a los saharauis y se pongan de su parte. Y estas personas influyentes escriben artículos, aparentemente sensatos, mediante los que pisotean los principios que dicen defender y los derechos de personas indefensas.
Mojamed es muy listo y distingue a primera vista a los sinvergüenzas dispuestos a dejarse convencer para actual en su favor. A nuestro Felón particular también lo convenció. Es motivo de risa y guasa.
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