Partimos de la base de que tenemos el gobierno más incompetente que se pueda imaginar y que consciente de su debilidad argumental pone el énfasis en dominar el relato.
Por otro lado, los ministros, escasos, con posibilidades de lograrlo procuran no excitar los celos de Sánchez, que tiene envidia de todo. ¿Qué sería de Marlasca si hubiera procurado actuar en su condición de ministro como lo hacía cuando era uno de los jueces más queridos de España? Ganándose el desprecio de los españoles consigue el aprecio presidencial.
El hecho de que todo de opinión sincronizada esté poniendo todo el empeño en desviar las evidentes culpas gubernamentales al gobierno regional, deja las cosas muy claras. Aparte de que ya sabemos por experiencia que este gobierno, que no tiene vergüenza ni escrúpulos morales de ningún tipo, es capaz de aprovechar las situaciones más dramáticas para hacer sus negocios. Ocurrió con el virus chino, responsabilidad exclusiva del gobierno, y de nuevo con la tragedia actual.
Seguramente, el gobierno regional, presidido por Carlos Mazón pudo y debió hacer algo más, o mucho más. Sabiendo con suficiente antelación que venía este temporal y teniendo en cuenta la clase de gobierno que tenemos debería haber tomado la iniciativa y dar por su cuenta las órdenes que no llegaban del gobierno central. Algo tendría que haber hecho, porque el coste en vidas y en daños materiales es considerable.
También es momento de recordar que está pendiente desde que se llevó a cabo el llamado Plan Sur el embalse de Villamarchante, cuya intención de construirlo se retomó en el PHN de Aznar, pero que sigue durmiendo en el limbo. Todos los responsables de que su situación sea esa deberían pensar que si se hubiera hecho habría salvado vidas, quizá no todas, o acaso sí, y evitado muchos daños materiales. No lo harán, claro, porque es raro que alguien asuma responsabilidades. Pero los familiares de los muertos pueden pensar en ellos.
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