Me parece una síntesis acertada sobre el felón que tenemos como presidente del gobierno y al que ya son varias voces que le auguran un futuro entre barrotes. Creo que es adecuado que sea así, por varios motivos. El primero es que, puesto que presume de resistente, tendrá ocasión de demostrar que lo es. El segundo, que se lo viene ganando a pulso, con machacona insistencia. Son muchos los méritos que tiene contraídos para ir a la cárcel y sería justo que al final ocurriera lo que persigue con denuedo, seguramente sin darse cuenta.
Uno de los que le vaticinan la pronta entrada en la cárcel es Aldama, por la sencilla razón de que se propone entregar información a la justicia para que proceda en consecuencia.
La perfecta metáfora del presunto delincuente que preside el país es obra de Ayuso, tan distinta del acomplejado e inoperante Mazón, con la que no puede la maquinaria sanchista, tan pródiga en intentos contra ella, siempre en grado de frustración. Esta vez también ha sido así. Los memos de costumbre han arremetido contra la presidenta de Madrid, pero no me he molestado en averiguar que tonterías han dicho. Sí que he visto de pasada una pancarta con el numerito fatídico, 7291, a pesar de que saben, o deberían saber, que el culpable de todas las muertes por el virus chino que deberían haberse evitado no postergando la toma de medidas fue el presidente del gobierno.
Llegados a este punto, hay que referirse a los hipócritas de Podemos, por cuya insistencia en celebrar aquella manifestación del 8-M se consintió en que murieran decenas de miles de personas, pero que luego no son capaces de ir más allá de unas protestas retóricas en el caso del Sáhara.
Será curioso ver que algunos del PSOE vayan a la cárcel y no lo haga ninguno de Podemos. Al menos, de momento.
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