Como si no fuera suficiente desgracia la cantidad de agua caída y las muertes habidas, han salido los malditos catalanistas, muchos de ellos venidos de fuera, a agrandar la catástrofe. Su hazaña ha consistido en llenar Valencia de porquería y dejar 31 policías heridos.
Que la manifestación fue fraudulenta lo prueba el hecho de que pedían la dimisión de Mazón, cuando los responsables de la tragedia son Marlasca, Robles y Ribera, y por encima de ellos Sánchez, al que obedecen ciegamente los tres. Si no se empieza pidiendo la dimisión de esos cuatro, cualquier intento de culpar a Mazón está fuera de lugar. Que éste es incompetente ya se sabía de antes. Pero igual de incompetente es Sánchez, cuyas posibilidades de hacer daño son mucho mayores, y no le importa hacerlo. Quizá hasta disfrute haciéndolo.
El catalanismo ha hecho, y lo sigue haciendo, mucho daño en el Reino de Valencia, al que ellos llaman, con contumacia malintencionada, de otro modo. No solo ha infectado a muchos con esa doctrina autodestructiva y perdedora, sino que con sus derroches, para fomentar e imponer esa lengua extraña en estas tierras y que no sirve para nada, ha endeudado considerablemente a los valencianos. El anterior presidente del PP, al encontrarse con las arcas vacías, por culpa de Camps, cerró la televisión valenciana con un argumento incontestable: prefiero gastar el dineral que cuesta en la sanidad. Pero tras él vinieron los catalanistas, que volvieron a abrir la televisión para que el personal se acostumbre a esa lengua extraña, y apoyados en otra estupidez de Camps, la de la infame AVL, propiciaron el fracaso escolar de los alumnos con la imposición en sus estudios de una lengua que ni la quieren, ni la necesitan, ni les sirve.
Mazón por supuesto que no se atreve a enfrentarse a los catalanistas, ni siquiera para defender a los valencianos, como es su obligación. Lo ven cobarde y se la montan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario