miércoles, 8 de enero de 2020

El sueño del tamayazo

Había la esperanza, no muy fundada por cierto, de que el tipo este que seguramente no podrá volver jamás por Teruel cambiase el sentido de su voto. Vana ilusión. Habría sido más factible que alguno de los diputados socialistas sintiera vergüenza. Cosa que, lógicamente, no sucedió.
De todos modos, no habría servido de nada, porque han dicho los de Bildu, ese partido que fue legalizado con los votos de Pascual Sala, Eugenio Gay, Elisa Pérez Vera, Pablo Pérez Tremps, Luis Ortega y Adela Asúa, en el caso de que hubiera ocurrido algo así, ellos habrían votado a favor del Felón.
Conviene hacer un matiz: si un diputado socialista hubiera demostrado que tenía vergüenza el hecho sí que habría servido para algo: para su satisfacción propia y para demostrar que en el PSOE hay un poso de decencia. Aunque lo hubieran expulsado, como ocurrió con Alonso Puerta.
De modo que ya saben los socialistas, que quieren tener la razón histórica, que presumen de honrados y cabales, que de eso nada, que lo que tienen, en lugar de razón, es a un felón, también conocido como Falconeti o Doctor Fraudez. Y junto a él a una señora de Cabra, ciudad cordobesa que no tiene ninguna culpa. De Cabra fue Solís, la sonrisa del Régimen, y de Cabra es Carmen Calvo, la ‘feminista’, ‘Pixi y Dixi’, ‘el feminismo no es todas, bonita’, o sea, un florero en toda regla.
El Felón ha logrado la presidencia con el apoyo de partidos que tienen terroristas en sus filas, que atacan al Rey de forma miserable y cobarde sin que nadie del PSOE, que tiene víctimas del terrorismo en sus filas, diga nada, ni haga nada. También está apoyado por delincuentes condenados a penas de cárcel y por comunistas que tienen amistades más que peligrosas. Esos que no hace mucho quitaban el sueño al Felón. 

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