Son muchos los líos a los que se enfrenta Trump. Se conoce que cuando se mira al espejo se ve capaz de todo, pero sus respuestas a los enfrentamientos hacen que los demás lo pongamos todo en duda.
Empezaré por la pugna con Maduro, que le interesa tanto que ha mandado al Caribe a una gran cantidad de tropas con las cuales puede repeler cualquier ataque de la potencia mundial que lo intente. Esa operación parece tan bien diseñada que no me sorprendería que fuera obra de María Corina Machado, que ha sabido estudiarse la situación de la zona, con los movimientos, a través de los tiempos, de las otras potencias que aspiran a tener presencia en el lugar. Ella fue capaz de organizar la presencia de comandos, cuyos componentes se jugaron la vida y algunos la perdieron, en treinta mil mesas electorales. El dictador la había despreciado previamente, pero cuando se fue a dar cuenta ya era tarde. Igual que organizó aquello puede armar cualquier otra cosa.
En el caso de Zelenski el asunto da un vuelco radical. La ventaja que tiene el ucraniano es, en primer lugar, que Putin no se va a conformar con nada. Cualquier cosa con la que esté conforme y firme será papel mojado instantes después. Aparte de eso, Zelenski no puede traicionar a sus soldados muertos. No le queda más remedio que dialogar con Trump, aparentar lo que sea, sabiendo que cuando lleve los resultados de la discusión a la mesa mayor no se los van a admitir. Tiene que comprender, y seguramente ya lo ha hecho, que cualquier iniciativa del americano sobre este caso está condenada al fracaso. La única opción posible consiste en armar hasta los dientes a Ucrania, para que se defienda como pueda y haga comprender a los rusos que esa es una batalla perdida. Pero difícilmente Trump podría entender esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario