jueves, 2 de diciembre de 2021

Prensa canalla

 

Entre los firmantes del escrito hay quien lo hace en nombre del PSOE. Hago hincapié en esto porque en este partido los hay que presumen de títulos académicos rimbombantes, como un tal Illa, al que nos quisieron presentar como brillante filósofo, pero sobre todo un tal Sánchez, Doctor bluf, o un tal Borrell, el más listo de la clase. Al final, todos como Rufián. Lean el documento:

https://twitter.com/nacho_u/status/1466109339702226946?s=20

Entre la clase periodística el nivel intelectual sí que es bastante elevado. Al menos en buena parte de ella. No hay más que comparar los trabajos de los diputados con los de los periodistas. Hay mucha más calidad y conocimiento en estos últimos.

Pero el caso es que si la justicia y los medios no son independientes, no hay democracia. La base de la civilización es el sistema judicial. Si está controlado por el Ejecutivo, lo que hay es una dictadura.

Lo mismo ocurre con los medios y con los intelectuales. Su papel consiste en vigilar al poder, preguntar, incordiar, investigar.

Se dan dos circunstancias en estos casos, que al final se reducen a una. Los intelectuales actuales de España suelen ser orgánicos.

La segunda: La mayor corrupción de España es la de subvencionar a los medios. Esta actividad debería estar rigurosamente prohibida y castigada con pena de cárcel. Quien paga manda. Un medio subvencionado no informa, manipula.

La subvención a los medios constituye la mayor vileza de los sucesivos gobiernos españoles, porque con ella han contribuido a desvirtuar la democracia y a envilecer a los periodistas, convirtiéndolos en estómagos agradecidos.

https://twitter.com/juanma_rguez/status/1466281043112210435?s=20

El asunto se agrava al tener en cuenta que el pueblo español está acostumbrado a obedecer. No se dan en él las circunstancias que se dieron en los estadounidenses que al promulgar su Constitución quisieron ser libres para siempre. Un deseo un tanto quimérico, según se va viendo que también se les manipula, pero es cierto que el punto de partida era diferente. Hipotéticamente, el español está más indefenso ante los totalitarios.

Lo que tendrían que hacer los periodistas es abandonar todos la sala ante cualquier ataque a un compañero.

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