domingo, 26 de diciembre de 2021

Belmonte, Landaluce y la educación

 

Hay una entrevista en Telva, con las dos, que se lee con agrado, sobre la que haré algunos comentarios.

Dicen que se ríen de sí mismas, con lo cual denotan que la vida se lo permite, porque si quiere te hiela la sangre y ya no te quedan ganas de reírte de nada, y que están bien dotadas de inteligencia. Los de Podemos, por ejemplo, siempre hacen gala de seriedad asnal.

En esta entrevista también dicen de vez en cuando que sí esto o aquello es educado o no. Pero es que la educación es una de las grandes conquistas de la humanidad, fruto del esfuerzo colectivo a través de los siglos, por lo que el hecho de que una persona o varias personas se apoderen del concepto casi parece una blasfemia. Sin perder de vista que la generosidad y la mezquindad, en tanto que tienen que ver con el trato con los demás, también forman parte de la educación.

Cela decía que hablar de dinero es da mala educación, pero luego le confesó a Umbral que mantener su casa le costaba un millón de pesetas cada día. Y firmó una novela malísima con el fin de obtener el dinero del Planeta. También catalogaba como de mala educación mirar escaparates, cuando lo cierto es que no detenerse ante uno que exhibe trajes de fallera es pecado mortal. Hay escaparates que son obras de arte y es de mal gusto no detenerse a contemplarlos.

Aunque muchas veces van unidos, hay que distinguir entre educación y buenos modales. Hay personas a cuyas maneras no cabe hacerles ningún reproche, pero su alma deja mucho que desear. Ser educado, como ser demócrata, es fundamentalmente ser buena persona, esto es, tener el firme propósito de no molestar ni ofender al interlocutor sin necesidad, sin que haya dado motivos.

La educación es el paso por el que una bestia se convierte en ser humano. Es un logro de la civilización, como el respeto por la justicia. Hoy en día, ambos en peligro.


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