Parece ser que a los admiradores de la periodista no les gusta que se cuenten ciertas cosas y para justificar este intento de censura por su parte alegan que está luchando contra una enfermedad. Bien, pero es que ella tampoco tiene miramientos con nadie que no sea de su cuerda y criticar alguna actividad suya tampoco es desearle ningún mal.
El caso es que no tuvo contemplaciones con el policía que por hacer su trabajo sufrió una agresión y quedó tetrapléjico, motivo por el que Rodrigo Lanza estuvo en prisión. En la entrevista que le hizo, que se puede encontrar en la red, dijo muchas cosas que no son de recibo.
Los policías arriesgan sus vidas por un sueldo escaso para que los ciudadanos podamos vivir tranquilos. Merecen el respeto y el apoyo de la sociedad.
También los podemitas se han solidarizado con el asesino, pero ellos están peor dotados intelectualmente que la bella Otero y su historial tampoco permite hacerse muchas ilusiones con ellos. Se abrazan con terroristas, a los que defienden y justifican públicamente y cuentan en sus filas, o han contado, con otros tipos violentos y cobardes, porque agreden con ventaja, como también los terroristas con sus atentados.
Siempre ha habido gente como la de Podemos, pero la novedad es que ahora están en el gobierno, y aun pretende Pedro Sánchez, que los ha instalado, pasar a la historia como estadista, cuando su destino no puede ser otro que el desagüe.
El Tribunal Supremo debe de haber actuado bien al aplicar el principio ‘in dubio pro reo’, pero la mirada hay que dirigirla al legislador, que olvida que su misión no es mostrar su buen corazón con los delincuentes, sino proteger a los ciudadanos. Rodrigo Lanza es un personaje que debería permanecer siempre encerrado, salvo que recapacitara, reconociera el daño causado, mostrara su voluntad de repararlo en la medida de lo posible y pidiera perdón. Sin darse estas condiciones no debería salir nunca.
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