Es una vergüenza que sea ministra de España, pero es que, además, es vicepresidenta. Creo que nunca se acuerda de lo que ha dicho antes, por la sencilla razón de que dice cosas que no tienen sentido ni fundamento, y las va encadenando. Debe de tener unas líneas maestras en el cerebro, todas ellas contrarias al sentido común y molestas para la derecha. Alrededor de esas ideas básicas va ensartando frases, hablando despacito y sonriendo, pero sin que ninguna de las frases tenga relación con las anteriores, salvo que se dé esa suerte.
No es tonta, porque le pagamos una mansión por no dar un palo al agua y se gasta un buen dinerito en vestimenta, que no es que le quede bien, sino que no lo paga ella. También disfruta del chollo del Falcon y de no sabemos cuantas prebendas más. Porque hay que recalcar que todo lo que se lleva se lo lleva a cambio de nada. Y de cabrear a los de Podemos, que con eso disfruta mucho.
Voy a olvidarme ahora de esos vividores que han aparecido de pronto para centrarme en la rubia de bote, que antes tenía el cabello de otro color y en lugar de sonreír amenazaba. Ya no, ahora hace como que vive (no sé cómo vivirán sus criadas). Ha dicho que prorrogar la vida de las centrales nucleares vulnera el acuerdo de gobierno. Lo ha dicho. Hay que tomar nota. Precisamente, porque aparte de haberlo dicho no va a hacer nada más. Entonces, si la izquierda monta una pelotera, que la montará, ella aparecerá alegando que ya protestó en su momento. Lo dirá con su rollo incomprensible y con su sonrisa de rubia de bote, disimulando su mala leche. Porque lo que le interesa es seguir viviendo en la casa en que vive y seguir disponiendo de dinerito para sus trapos.
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