No estoy de acuerdo con la historia del PSOE que he leído en The Objective. No diré el nombre del autor. La gente se arma unos líos que van más allá de la lógica y la sensatez. Hay que tener en cuenta que Felipe González nunca ha demostrado ninguna simpatía por la ética ni por la verdad. Mediante el GAL puso a los ciudadanos al nivel de los terroristas y también ha repetido varias veces que en democracia la verdad es lo que la mayoría cree que es la verdad,
Repito lo que he dicho otras veces: en el PSOE hubo demócratas, pero estaban en la cúpula del partido. En él hay, como en todos los demás, envidias, rencillas y pactos. De ese galimatías salió en primer lugar Zapatero, que desbancó a los otros candidatos, y tuvo como objetivo hacer todo el mal que pudiera, sin perder la sonrisa ni la educación. Nótese que si Felipe González llegó lleno de odio a la derecha, éste no la odiaba menos, pero tampoco tenía nada que ver con su predecesor socialista. Cayó porque es tan burro que no previó la hecatombe urbanística. Fuera del gobierno ha seguido haciendo su camino, quizá con más provecho financiero.
Finalmente, ha salido el otro, Sánchez, también surgido de los estercoleros del partido, al que Rubalcaba supo ver, pero los demás. Creó expectativas, porque es un guaperas y traía un doctorado bajo el brazo. No podía ver a ninguno de sus antecesores del partido, pero finalmente se ha tenido que rendir a Zapatero a causa de que siempre mete la pata y se ha aliado con él para que lo saque del embrollo. La coalición ha llegado a un punto muerto. Zapatero ha conseguido colocar a los suyos y le interesa que se vaya Sánchez, pero éste lo último que piensa hacer es irse.
El nexo conductor de todos los gobiernos socialistas es el odio a España.
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