jueves, 21 de julio de 2022

Anna Gabriel no se chupa el dedo

 

Después de haber pasado unos cuantos años viviendo de gorra en Suiza, o eso parece, con cambios en los cortes de pelo y en el modo de vestir, ha optado por presentarse ante el juez Llarena para recomponer su situación legal en España.

Quizá haya pensado que por ahora Sánchez sigue controlando la situación, pero esto puede cambiar de la noche a la mañana, así que conviene aprovechar. También puede ocurrir que el motivo sea otro, pero lo cierto es que todo suena a fin de ciclo. Hasta Tezanos se ha contenido algo al decir su mentira habitual.

La situación actual es mucho peor que la que hizo salir por pies a Zapatero, aunque Sánchez, para que no le ocurra lo mismo, ya capó bien capado al PSOE, con lo cual el peligro de que desaparezca este partido es elevado.

Si nos servimos de un símil naval podemos decir que el barco se hunde, gran parte del país no puede defenderse del calor, porque la electricidad va muy cara, tiene que abastecerse con viandas de peor calidad y suprimiendo algunas de ellas, etc. Sin embargo, quienes gobiernan la nave están en la gloria, ufanos, ajenos al sufrimiento y al miedo al porvenir de los ciudadanos. José Luis Escrivá parece tan pueril, inepto y propenso a la risa como Fernando Simón. Ione Belarra, tal es el tamaño de sus disparates, no parece de este mundo, sino que quizá provenga de otra dimensión en la que las cosas suceden de otro modo o funcionan con una lógica distinta, o directamente sin lógica. Que la hayan nombrado ministra en una nación de la Tierra parece una broma pesada.

Por su parte, el presidente disfruta sintiéndose el foco de todas las miradas. Aunque tenga a sus espaldas un extenso terreno totalmente calcinado, disfruta con su protagonismo.

Así las cosas, es posible que Anna Gabriel, por sí misma o porque alguien la haya avisado, haya vuelto a regularizar su situación por si luego no es posible.

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