Lo bueno que tiene el gobierno de Sánchez es que el fulano da una orden y el receptor se encarga no solo de cumplirla, sino, y sobre todo, que quede claro que está haciendo lo posible por cumplirla. Es difícil encontrar al ministro o similar cuya cara de tonto sea evidente, porque es todos lo son, aunque en realidad algunos, pocos, se esfuerzan en parecerlo.
El caso es que Óscar López insiste en ser el más fiel de todos los fieles y haciendo honor a esa costumbre no tendrá más remedio que pasarse la vida escondiéndose de los demás, porque para más recochineo le tocado pasarse la vida atacando a Ayuso. Por dar un detalle: la culpa de todas las muertes por el virus chino la tiene Sánchez y, sin embargo, los juzgados han desestimado noventa y dos querellas contra ella y otras cuarenta y pico que no han llegado a admitir. Le mandan muchos correos insultándola -quizá haya muchos correos repetidos, o sea, con nombres falsos-, pero cuando sale a la calle todo el mundo quiere retratarse con ella.
Esta pieza le ha tocado a Óscar y basta con poner su nombre junto al de Ayuso en el buscador y ya se ve como le va resultando la fiesta, aunque no obstante no se amilana, porque las órdenes que tiene son claras y él ha de cumplir. Ahora le ha tocado defender a los pobrecitos de la flotilla. No sé qué cara habrá puesto cuando los judíos han enseñado las bodegas de los barcos, en las que no había absolutamente nada de comer. El fin de esos fantasmas era otro. Ahora veremos como vuelven. Israel no va a pagar los billetes, lo que significa que lo tendremos que hacer los de siempre.
Los insultos que les ha dedicado Óscar López a Ayuso y sus votantes son para reír y no parar.
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