Se podría pensar que Trump es un tanto bocazas. Digamos que los terroristas de Hamás han conseguido un resultado mucho mejor que Israel, dado que cambia unos pocos rehenes vivos y otros muertos por una cantidad mucho mayor de prisioneros juzgados y condenados a cadena perpetua y otros ciudadanos de Gaza.
El caso es que Trump, cuyo periodo en la Casa Blanca será necesariamente breve, ha echado las campanas al vuelo, como si hubiera conseguido algo realmente importante. Pero ahora se ve que no era tanto. Las cifras que viene dando Hamás seguramente son bastante falsas, y aunque no lo fueran, todo ha sido provocado por el propio grupo terrorista. Si no hubieran invadido Israel aquel fatídico día, nada de lo que reprochan habría ocurrido.
En otro orden de cosas, se ha referido Trump al amanecer histórico de un nuevo Oriente Próximo y hasta se ha atrevido a invitar a Irán a unirse a él. ¿Cómo puede invitar a un país retrógrado y pendenciero a algo así? Mientras los ayatolás impongan su ley Irán siempre será enemigo de Israel. Ahora estarán buscando la manera de idear un nuevo comando, con una línea de acción más o menos distinta de la empleada hasta ahora, con la finalidad de seguir atacando a Israel. La única manera de que eso no ocurra consiste en acabar con los ayatolás, como quieren las mayorías de este país. Los iraníes están esperando que caiga el régimen que los esclaviza. Las mujeres arriesgan la vida y también su salud enfrentándose al gobierno, por tanto, por ahí no hay solución. Han intentado matar a Masih Alinejad en Estados Unidos. Todo se ve muy bonito desde el poder y sin correr riesgos, lo que sí ocurre con la gente de la calle, que vive en un ay. De momento, alegrémonos del éxito en Gaza.
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