Está visto que los políticos, por lo menos los valencianos, han de salirnos caros. Al millón cuatrocientos mil euros que costará la nueva cafetería de las Cortes valencianas, ahora hay que sumarle los doscientos ocho mil euros (que podrían llegar a ser doscientos noventa y tres mil, pues entre ambas cantidades oscilan las plicas presentadas al concurso), que costarán los cuatro automóviles de lujo que vamos a tener que pagar entre todos los ciudadanos, pues así lo han dispuesto aquellas personas que hemos elegido para que nos representen y velen por la buena administración de nuestros asuntos. Los vehículos han de tener una serie de detalles que harían las delicías de los divos más caprichosos.
No importa que al repasar sus méritos, veamos que los mayores esfuerzos los han hecho para estar precisamente en el sitio en el que están y que si no podemos saber exactamente como lo han logrado, nos lo podemos imaginar siguiendo sus actuaciones.
Y a estos dispendios, como ya vengo repitiendo, hay que sumarles el próximo regalo de navidad que les hará el presidente de las Cortes también con nuestro dinero. No se espera que les regale el libro Hablar con corrección, ni tampoco El arte de la oratoria, ni el diccionario de la RAE, o El arte de insultar. Lo que se esperan son regalos prácticos, como corresponde a las gentes prácticas que los van a recibir.
Sandra Correa León, encarcelada
Marc Ignasi
'Bésame mucho'
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