Los limpiadores de la Moncloa se plantan para no sacar más de paseo el perro de Zapatero. Respetar a un subordinado significa no exigirle nada más que lo estipulado en el contrato. Si resulta, como indica la noticia, que los más altos mandatarios del país vienen incumpliendo sistemáticamente algo tan elemental lejos estamos de poder confiar en ellos.
Anteriormente, se encargaban de este servicio otras empresas, que solían pagar un plus por estos extras, lo cual tampoco es correcto. La actual empresa se niega a recompensar estos servicios, motivo por el cual los trabajadores de La Moncloa han decidido ir a la huelga. Resulta sumamente extravagante y elocuente que 0curra lo antedicho. Resulta difícil de creer que todo un presidente del gobierno, o alguno de sus familiares, exija a los trabajadores que saquen a pasear al perro, que hagan de canguros o tareas similares. Lo correcto sería que contratasen estos servicios a las empresas o personas adecuadas. Y estas personas que demuestran tan escaso respeto por el prójimo son las que luego dictan leyes y obligan a cumplirlas.
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