domingo, 6 de octubre de 2019

El temor de Rajoy, el cálculo de Sánchez

Son diferencias obvias entre ambos, pero no luego hay que matizar. Rajoy se acobarda con poco y estaba dispuesto a tragar muchas cosas con tal de conservar el cargo, pero tenía unos límites.
Sánchez, en cambio, no tiene ninguno. Ha pactado con secesionistas, terroristas y populistas, sin despeinarse y sin demostrar ningún tipo de apuro moral o ético.
En el caso del desafío de los secesionistas catalanes, Rajoy sabía lo que debía hacer, pero tenía miedo. Sánchez no tiene miedo. Ya se ha enterado de una gran parte de los votantes socialistas no soportaría según qué cosas, así que, en consonancia con eso, si los secesionistas le obligan a sacar la espada, la sacará y, además, se adornará con chulería. Si ha de aplicar el 155, lo hará en todos sus detalles y no se quedará a medias tintas, como fue el caso de Rajoy. Torra y compañía deberían andarse con cuidado con él, porque es rencoroso y tiene muy malas pulgas. Las encuestas actuales reflejan una situación confusa, pero puede tener la tentación de dar un golpe de efecto con la cuestión catalanista, por si con ello consigue encandilar a una gran masa de electores.
Con respecto a los temores de Rajoy, cabe añadir que así como Sánchez sabe que puede contar con el apoyo del PP para conseguir que se respete el orden constitucional, no ocurría lo mismo a la inversa. Rajoy no podía confiar de ningún modo en Sánchez, como lo prueba el hecho de éste quiso aprovechar el 1-O para erigirse como presidente a costa de lo que fuera. El discurso del Rey del 3-O devolvió al PSOE a la senda constitucional y Sánchez optó por esperar otra oportunidad. Incomprensiblemente, Rajoy intenta ahora ganarse la amistad de Felipe González. Este detalle da fe de su carácter timorato. 

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