Alguien ha señalado que debe respetarse la libertad de expresión de Ituño. Pero no estoy seguro de que eso sea lo que se ha puesto en cuestión, o que no lo sea en primer lugar, sino que la discusión se ha centrado más en otros aspectos.
Pero si ella tiene derecho a decir lo que le da la gana, los demás también y a mí concretamente me parece nauseabundo y muy poco cuidadoso con las víctimas directas del terrorismo, porque víctimas del terrorismo somos todos, puesto que lo que se pretendía era aterrorizar a toda la población, y de hecho ETA ha condicionado la política española y ha envilecido a la sociedad, especialmente a la vasca.
Hago uso de mi libertad de expresión cuando repito una y otra vez que con la cadena perpetua el terrorismo habría durado muy poco y también nos habríamos ahorrado comentarios tan horripilantes como el de la necia esa, por aplicar un calificativo suave.
El horizonte de la cadena perpetua a la banda le habría costado mucho reclutar asesinos y los que fueran capturados y condenados dejarían de tener interés para ella. Quienes se negaron a incluirla en la Constitución no tuvieron en cuenta el bienestar de los demócratas, sino el de los peores asesinos.
Esta Ituño puede decir lo que quiera, y yo puedo alegar que si estuviera viendo una película y de pronto apareciera ella dando vida a un personaje, tendría que salirme de la sala o apagar la televisión, según fuera el caso, antes de que las arcadas fueran incontenibles y lo ensuciara todo. Y por lo mismo, si supiera que alguna empresa sostenía con sus anuncios algún programa en el que apareciera ella no podría consumir los productos de esa marca, porque me producirían retortijones insoportables.
Claro que le agradezco a Ituño que digo lo que le parezca, porque así sabemos cómo es y también entonces ejercemos nuestra libertad.
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