lunes, 14 de mayo de 2018

El caganer, nuevo episodio

Este Torra, cuyo apellido (torrar=tostar excesivamente) le hace justicia, como a Rufián el suyo, parece que se vaya a comer el mundo, o al menos a todos los que no se traguen las trolas de los catalanistas, pero al final habrá que aplicarle aquello de perro ladrador, poco mordedor.
Torra tiene alguna similitud con Rufián en el aspecto de intentar ofender a las personas decentes, para caerles bien a aquellos que tienen algún tornillo flojo, o todos; pero difiere en que mientras Rufián se limita a estar en el candelero permanentemente, porque siempre hay bobos que corean y difunden sus memeces, lo que hace el Torra es intentar encabritar a los fanáticos, para provocar una desgracia y que los infames medios propagandísticos de los nacionalistas lancen al mundo sus mentiras sobre España.
A la vista de la trayectoria de este individuo elegido a dedo por otro que también está como una chota, ese sinvergüenza llamado Puigdemont, y que ha sido aceptado por una mayoría suficiente de diputados -y esos mismos luego hablan de dignidad, como si tuvieran-, cabe aventurar que ejercerá de caganer. Como ese otro inepto en el que se apoya, Torrent, que amaga y no da, no vaya a ser que dé con sus huesos en la cárcel.
Este, el barbado Torrent, se está acostumbrando a obsequiarnos con muchos gestos ofensivos, con muchos desplantes, pero siempre está dentro de la ley, se conoce que tiene medido este territorio hasta el milímetro, pero como no da muestras de ser muy competente en nada, cabe la posibilidad de que un día se equivoque y vaya a hacerles compañía a unos cuantos, que ya están más que arrepentidos de haber perpetrado, presuntamente, las fechorías por las que están a buen recaudo.
Hay peligro, claro que lo hay. Los fanáticos son imprevisibles y quienes tratan de lanzarlos a la acción deberían responder ante la justicia. 

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