domingo, 13 de mayo de 2018

Torra y el apareamiento de los calamares

Este sujeto llamado Torra me recuerda a Incitatus, pero no a ese caballo que ahora escribe en Voz Pópuli, sino al genuino, al que fue senador de Roma, lo que ocurre es que a caballo no llega, se queda en burro, asno, pollino. Su capacidad intelectual no da para una especie superior de equino.
Según atestigua el mejor digital catalán, que ha logrado esta calificación sin subvenciones de ningún tipo, al contrario que otros medios, como el de cierto conde y bastantes más, a los que se les paga para que cuenten mentiras, este sujeto que promete darnos muchas tardes de gloria ha dicho (entre otras muchas mentecateces): Hace años que he dejado de hacerlo [lamentarme], renunciando a intentar entender cómo y por qué actúa un español. Para mí es un misterio, como las migraciones de las mariposas del Canadá o el apareamiento de los calamares. Pasan y ya está. La naturaleza es así.
¿Cómo es posible que Cataluña, tan floreciente culturalmente no hace mucho, pueda tener un presidente como ese? Pues porque antes que él estuvo Puigdemont, que es quién lo ha elegido a dedo, y antes estuvo Mas. O sea que…
En la misma Barcelona tienen a Colau como alcaldesa, en el parlamento catalán está Torrent. Entre los políticos que despuntan tienen a Tardá, Rufián. Todo apunta a que lo del ambiente cultural ya es pasado.
La misión de Torra es fácil de advertir, consiste en soliviantar los ánimos de los enfebrecidos catalufos con el fin de que los más exaltados se enfrenten a la policía, cuya acción se pretende provocar y que haya derramamiento de sangre. Es la salida que ve Puigdemont a su situación personal. Quiere provocar un conflicto a costa de lo que sea, para poder engañar a las instancias internacionales y obtener por ello ayuda para sus propósitos. Falta por ver si la estupidez de Torra le lleva a la cárcel o, cómo viene haciendo Torrent, frena un minuto antes de llegar al barranco.

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