jueves, 7 de marzo de 2024

La petitesse de la France

 

La grandilocuente Francia ha aprobado por abrumadora mayoría la inclusión del aborto como un derecho fundamental en la Constitución, confirmando con esto que lo de la Grandeur es una leyenda urbana, un mito sin fundamento. Hablemos de la pequeñez.

¿Cómo es posible que una barbaridad de tal tamaño se haya instalado en la sociedad francesa?

El aborto no puede ser jamás un derecho, puesto que abortar es matar. Solo puede ser una solución cuando no hay otra.

El aborto es la traición de la madre a la criatura que ha concebido y que no tiene más remedio que confiar en ella.

En estos tiempos en los que hay tantos métodos anticonceptivos, servirse del aborto como si fuera uno más es una brutalidad, algo propio de gente insensible.

Moralmente, el aborto no puede ser un derecho. Catalogarlo como tal es dar prevalencia al fuerte sobre el débil, es fomentar el egoísmo, es convertir en despiadada a la sociedad.

Una sociedad, egoísta, insensible y caprichosa está condenada a desaparecer. Si Francia quiere sobrevivir tendrá que eliminar esa ley.

Parece mentira que una nación que presume de culta haya olvidado que desde Sócrates sabemos que los conceptos son inmutables. Para la izquierda actual todo depende de la opinión pública. Pero eso no es así. La opinión puede ser la que sea, pero el amor, la generosidad, la ternura, la abnegación, siguen siendo indispensables para la vida en comunidad y no cambian.

Fomentar el egoísmo y reverenciar el capricho, hoy y siempre, tienen unos efectos perniciosos, con graves consecuencias, de difícil arreglo. ¿Cuánto tardará Francia en darse cuenta de la barbaridad?

Ese deseo tan francés de ir siempre por delante de los demás tiene mucho de pueril, bastante de narcisismo.

El embrión es engendrado sin haberlo pedido y para poder emprender su andadura vital necesita imperiosamente la ayuda de su madre durante un tiempo. Ella, teniendo medios para llevar a cabo su cometido de madre, decide que no quiere y frustra esa vida. Ese egoísmo criminal que nos invade va en contra de la supervivencia de la especie.

Esos libros míos

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