Se le ocurrió a Daniel Gascón defender la libertad de prensa en El País en uno de sus artículos. Solía leer este medio, pero desde que doña Soledad tomó el mando que ya no lo hago. De vez en cuando leo referencias elogiosas hacia Daniel Gascón y hasta artículos suyos con los que pretenden reforzar sus alabanzas. Digo todo esto porque a lo mejor es el único periodista que merece la pena en ese medio.
O sea, que los dictadores que mandan en España montaron un número en el Congreso para vetar la entrada a dos periodistas que no les gustan. Luego nos llaman fascistas a los demás. Un impresentable y nauseabundo rufián dio salida a parte de la bilis que lleva dentro. Debe de vivir muy bien, pero no me gustaría estar en su piel. Otros bandidos también se explayaron. Esto es escandaloso. Si llega a estar Maduro delante habría aplaudido con todas sus fuerzas. ¿Será posible meter a toda esta gente en la cárcel cuando se recobre la normalidad?
Daniel Gascón protestó en su artículo contra tanta arbitrariedad. El director le podría haber dicho que no se lo publicaba, con lo cual el hombre se habría ido tranquilamente a otro periódico, que sí que se lo habría publicado y las risas contra El País se habrían oído en todo el mundo. Decidió publicarlo y luego unos cuantos de sus amanuenses han querido ponerlo a caldo. No diré los nombres para no dar risa. Es que merece la pena no comprar ese periódico, tan venido a menos, tan arrastrado por los suelos. Los argumentos que emplean esos elementos los ponen en evidencia y enaltecen a quien quieren censurar. No entiendo que no se vaya de ese sitio y busque acomodo en un lugar más adecuado, en el que lo rodee o acompañe gente de principios y buena educación.
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