domingo, 7 de enero de 2018

Puigdemont ha de decidir su futuro

La noticia es que la negativa judicial a excarcelar a Junqueras obliga a Puigdemont a tomar una decisión sobre su proceder en los días inmediatos.
Puede vaticinarse ya tranquilamente e incluso asegurar que Puigdemont tiene la decisión tomada desde hace tiempo. Es un hecho comprobado que el Mocho tiene la cara muy dura, pues su cobardía es todavía mayor. Todo el mundo recuerda que se fotografió con cinco órdenes judiciales y que colgó la foto en su Twitter, el 11 de abril de 2017, acompañada de un comentario en el que decía que acababa de recibir la quinta notificación del Tribunal Constitucional y que eso no le iba a detener. Cuando llegó el momento el fanfarrón fue a parar a Bruselas, en una fuga planificada al milímetro, casi por las alcantarillas, que si la hubiera dejado para el día siguiente no la habría podido llevar a cabo, porque la justicia, que tiene sus procedimientos y sus plazos, se lo hubiera impedido.
Piensa quedarse en Bélgica, hasta que prescriba el delito, claro, y a lo mejor también piensa que los catalufos lo van a mantener hasta entonces, y no sólo eso, sino que van a procurar que no le falte de nada.
Pero a lo mejor, antes de que prescriban sus delitos, le caduca algún documento o necesita que lo atienda algún médico por cuenta de la Seguridad Social española o sea otro motivo el que le lleve a la embajada de España, o a cualquier otra de esas embajadas regionales, que no deberían existir, pero allí están. Supongo que en cualquiera de ellas lo detendrán de inmediato y lo facturarán hacia España custodiado policialmente. Puesto ante el juez y comparación con él Forcadell parecerá una heroína. Ni la manteca se derrite tan fácilmente como le ocurrirá a él en cuanto sea apresado. La expresión ‘cantar la palinodia’ cobrará todo su sentido.


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