jueves, 25 de enero de 2018

Torrent, candidato a presidiario

No hace mucho estaba de moda la seriedad asnal, por lo que quienes posaban para el fotógrafo de algún medio componían el gesto severo, como si estuvieran concentrados pensando en algo importante, a pesar de sus rostros delataban que sus oquedades craneales no podían contener sino serrín.
Hoy en día, en cambio, se estila la risa, por lo que los protagonistas de la foto, aunque estén en un entierro, ríen. Así pues, los dos melones que se han visto en Bruselas también se han fotografiado riéndose. Con respecto al calificativo de melones que les he aplicado me remito a los vídeos en los son protagonistas, pero no sólo a los vídeos. Se ríen a pesar del horizonte penal que se cierne sobre uno y que puede pronosticarse que se procurará el otro, haciendo bueno también con esto el calificativo de melón.
Torrent se cree muy listo y piensa que puede utilizar las prerrogativas que le concede la ley para saltarse la ley, y como prueba de su perspicacia ha viajado a Bruselas, dice que pagándose el viaje de su bolsillo, pero lo ha hecho en jornada laboral, desatendiendo sus funciones y seguro que cuando lo pillen en otra más gorda esto saldrá a relucir como agravante. Si en las cosas más sencillas ya mete la pata…
Por otro lado, en este juego de tahúres que se llevan entre manos Puigdemont y Junqueras, en el cual Torrent es un títere, porque no se le vislumbra capacidad para más, la parte principal del engaño está dirigida a sus votantes, a los cuales tratan de mantener en tensión, porque si desmoralizan se habrá acabado el juego. Es más, tratan de enardecerlos, para ver si a alguno se le va la mano y provoca una catástrofe.
La elección de Torrent demuestra que van a la desesperada, tratando de salvarse ellos, más que la causa. Podrían haber optado por salvar la causa, pero para eso tendrían que sacrificarse ellos abandonando la primera línea y dando paso a otros.

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