martes, 28 de noviembre de 2017

Entre Serrat y yo hay algo personal

Ha dicho, al menos eso ponen en su boca los medios subvencionados por la Generalidad Catalana, que los consejeros son presos injustamente encarcelados.
Entre alguien que está en contra de la ley y a favor de quienes, presuntamente, la han violado y yo necesariamente ha de haber algo personal. Porque una persona sólo ve respetada su dignidad en un régimen democrático y en democracia la ley está por encima de todo.
A los encarcelados se les ha de reconocer la presunción de inocencia aunque sus supuestos delitos han sido cometidos a la luz del día. Estar con los presuntos delincuentes es estar en contra de los honrados ciudadanos y de la juez, que haciendo la labor que le ha sido encomendada por éstos, ha decidido encarcelarlos.
Los honrados ciudadanos cumplen las leyes y pedir la impunidad para quienes no lo hacen es una ofensa para ellos.
Hace veinticuatro siglos dio Sócrates una lección sobre el respeto a las leyes, aun cuando de ellas pudiera resultar una injusticia. Pero, claro, esas lecciones se dan para quienes son capaces de entenderlas. No es el caso de Serrat.
Los catalufos, en cambio, puesto que todos sin excepción están como una cabra y además malintencionada, optan por tergiversar a Gandhi, que vino a decir lo siguiente: «En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle.». Hay que fijarse en que habla de tiranía y no vivía en un país democrático, sino en una colonia que no había intervenido en la elaboración de las leyes bajo las que estaba.
A Serrat, que le gusta tanto Antonio Machado, habría que recordarle los versos del poeta: «El ojo que ves no es/ ojo porque tú lo veas/ es ojo porque te ve.».
Pero quién quiera saber más de Serrat que le pregunte a Ramón Arcusa sobre el episodio de la canción ‘La la la’.


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