sábado, 30 de septiembre de 2017

Las pensiones de los catalanes

Si algo se le da bien a esa subespecie catalana compuesta por personas llenas de odio y rencor, popularmente conocidas como catalufos, es la mentira, el invento la tergiversación y la falsedad.
Por supuesto que si se produjese la secesión de Cataluña, el resto de España no tendría ninguna obligación de pagar las pensiones de los catalanes y eso lo saben perfectamente los secesionistas, que, como siempre, intentan por todos lo medios conseguir que se les una más gente. Por cierto, todos esos medios que emplean son de una bajeza extrema, como la mentir sobre el pago de las pensiones.
Los catalufos hacen mal las cuentas y además de eso no tienen en cuenta la enorme deuda que tienen con el Estado, que no tendrían más remedio que pagar a tocateja, porque el gobierno español, defendiendo los derechos de los españoles, se la iba a exigir en todos los Tribunales de Justicia internacionales que tuviera competencia sobre el caso.
España no tendría ninguna obligación moral, ni de ningún otro tipo, de pagar esas pensiones, pero es que si lo hiciera traicionaría a los contribuyentes españoles.
Los problemas que acarrearía la secesión a los catalanes serían imposibles de resolver. No podrían vender en los mercados tradicionales, porque se encontrarían con unos aranceles prohibitivos, aparte de que tampoco habría financiación para sus empresas, porque sus bancos habrían tenido que emigrar. También Gallina Blanca, Codorniu y otras habrían tenido que instalarse en Soria, en Requena u otros lugares para poder sacar sus productos al mercado. No se iban a conformar con lo que vendieran en esa Cataluña en la que la mayoría del personal estaría en el paro. Esa región pasaría, en un breve espacio de tiempo, de ser la más rica de España a convertirse en la más pobre, que, por cierto, ya lo fue en tiempos antiguos. Nunca se hubiera hecho rica si hubiera sido independiente todo el tiempo.

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