lunes, 30 de octubre de 2017

Y, ahora, elecciones

Los conspiranoicos no acaban de entender la convocatoria electoral para el 21 de diciembre en Cataluña. Rajoy había anunciado que las convocaría en el plazo máximo de seis meses y a muchos les parecía escaso ese plazo.
Si se medita sobre ello es fácil advertir que se trata de una jugada maestra. Los secesionistas habían advertido en los meses anteriores que desobedecerían al Estado y, concretamente, Forcadell, como todo el mundo habrá visto ya en un vídeo muy difundido, repitió varias veces que ellos, los secesionistas, no lo acatarían. Ella ha sido una de las primeras en acatarlo, como se preveía. La cuestión es precisamente esa: quienes decidan presentarse a las elecciones demuestran al hacerlo que acatan al Estado. Los impresentables de ERC ya lo han hecho. Después de tantas amenazas y tantos insultos y tanto enardecer a la gente, a ver si algún loco provoca una catástrofe, para recoger velas en cuanto hay dinero a ganar o perder. Habrá que ver cómo reaccionan sus votantes después de que su doblez haya sido puesta en evidencia con tanta claridad.
Si hubiera convocado las elecciones para una fecha posterior, habría dado tiempo a los separatistas a componer un relato, plagado de mentiras como siempre, pero que debidamente envuelto en la bandera podría haber resultado digerible para muchos.
La sorpresa para Puigdemont, Forcadell, Junqueras, Mas y compañía ha sido ver como toda esas personas a las que tenían en sus casas, amedrentadas, se han atrevido a salir a la calle, y éstas lo han hecho con alegría y satisfacción, no como las movilizadas por ellos, llenas de rencor y deseos de ofender. ¿Recapacitarán algunas de estas personas? ¿Se darán cuenta de el 155, lejos de ser un ataque a la democracia, como dicen los embusteros, las protege? ¿Llegarán a darse cuenta de que han estado votando en contra de sus intereses?

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