jueves, 29 de marzo de 2018

El NY Times contra la democracia

Pide este medio a Alemania un gesto conciliador con respecto al fugitivo Puigdemont, que tanto daño ha hecho a hecho a Cataluña.
Olvida este medio que no es de Alemania la responsabilidad, sino de un juez, que tampoco debe dejarse llevar por su opinión, simpatías o antipatías, sino que debe ajustarse a lo que marca la ley.
En un tiempo ya lejano, los jueces de Estados Unidos fueron tenidos como faros por los del resto del mundo. Entonces ellos creían que su país era el más recto del mundo y obraban en consecuencia. Cuando se dieron cuenta de que no era así, comenzaron a corromperse ellos también y hoy quizá puedan dar lecciones en este particular. Particularmente, he tenido con un percance muy revelador con un abogado estadounidense, que además preside una sociedad, a la que no pienso pagar más cuotas. Hacerlo en un lugar en el que el presidente, en un alarde de incultura, grosería y sin demostrar ni una pizca de amor por la justicia, me ofende, ante la mirada indiferente de los espectadores, al modo que explicó Aurelio Arteta en ‘Mal consentido’ , no me parece una decisión inteligente.
Todo esto que va ocurriendo me hace pensar en Don Quijote, cuya naturaleza es difícil que logren comprender los beocios. Ese empeño suyo en defender a los oprimidos, en alzarse contra los atropellos, enfrentándose sin dudarlo ni un segundo con quien hiciera falta, no puede ser entendido por los espíritus mezquinos.
Don Quijote estuvo en Cataluña, pero su paso por esa región no sirvió para infundir a sus pobladores ese espíritu grandioso que le caracteriza, esa solidaridad con el mundo, esa generosidad en el trato, ese deseo de grandeza, esa nobleza en el proceder, sino que al menos dos millones de ellos, en los que se apoya el fugitivo de la justicia, gustan de la traición, el egoísmo y la mezquindad.

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