jueves, 8 de marzo de 2018

Karl Jacobi, el héroe

Para poder decir lo que se piensa en cualquier lugar dominado por los nacionalistas hay que echar mano del heroísmo. Los nacionalistas, Guardiola por ejemplo, siempre tienen la palabra democracia en la boca, pero cada vez que la usan hay que entender que es un eufemismo.
Ese Guardiola, por ejemplo, defiende su derecho a lucir el birrioso lazo amarillo, o sea, se cree con derecho a insultar a los demócratas, pero no cabe esperar de semejante demócrata de pacotilla que defienda el derecho de Karl Jacobi a decir la verdad, o sea, que el nacionalismo está arruinando a los catalanes y que quienes han infringido las leyes deben ir a la cárcel. Debería saber ese insultante Guardiola que la impunidad es propia de las dictaduras y que en democracia rige el imperio de la ley.
El nacionalismo siempre es violento, física o moralmente. Ha generado varias bandas terroristas en España, a las que ha dotado de coartadas. En el plano moral, ya se ve que los nacionalistas tienden a apoderarse de la calle y en donde lo consiguen muere la libertad. Hay que someterse a ellos de modo rotundo o sufrir las consecuencias.
Hay que ver los tuits que le han dedicado los nacionalistas a este alemán ejemplar radicado en Cataluña para comprender el grado de depravación que consigue el nacionalismo en aquellos que abrazan esta doctrina. La degradación moral de los autores de esos tuits con los que se pretende acallar a quien ha osado decirles lo que merecen es palpable. Se da la circunstancia, además, de que algunos de esos personajes que lo insultan reciben grandes subvenciones, lo que significa que Karl Jacobi y yo mismo contribuimos con parte de nuestros impuestos a pagarles esas cantidades. O sea, no tienen vergüenza.
Algún alemán, que también opina que quienes han infringido la ley han de pagar por ello, se refiere a lo que ocurre entre Cataluña y el resto de España. No es correcta esa apreciación. Hay que preguntarse cómo se ha llegado a esa situación: pues haciendo concesiones a los impresentables nacionalistas.


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