martes, 27 de marzo de 2018

The Times, al nivel de La Vanguardia

La característica del Reino Unido es la hipocresía, aunque eso no significa que la envidia y los demás vicios estén ausentes en sus territorios.
Cuando se lo han podido permitir, los británicos han dado muestras de nobleza y de amor a la justicia, pero cuando les ha convenido se han comportado como Gabriel Rufián, y luego presumen de lo primero y callan lo segundo.
El Reino Unido ha hecho mucho mal en el mundo. Sin su participación, la Guerra de Sucesión española no habría tenido lugar o habría durado muy poco. Es ahí donde surgió el nacionalismo catalán. El archiduque Carlos, con el fin de ganarlos para su causa, prometió un montón de cosas, que seguramente no pensaba cumplir, a los catalanes que, en primera instancia, habían recibido con fervor y aceptado a Felipe V. Cuando al Reino Unido ya no le interesaba esa guerra, la abandonó, tomando Menorca y Gibraltar. No sólo hizo daño, sino que además se cobró un botín.
Los catalanes luego añoraban aquello que les había prometido el archiduque Carlos y que a causa de que el Reino Unido los dejara en la estacada no obtuvieron. Ahí comenzó también el progreso de Cataluña. Felipe V se sintió obligado a favorecerles, a costa de los demás, claro. El crecimiento de esa región fue espectacular durante su reinado.
Ese egoísmo tan práctico de los británicos que les ha llevado a hacer todo el mal que han podido, en donde han podido (exterminaron a los nativos de América del Norte), si ellos podían sacar algo a cambio, sin que por ello merme su convicción de que son los más justos y nobles del mundo, les llevó a que el Reino Unido fuera el país más poderoso del mundo, pero llevan dentro la semilla del mal, que se ha vuelto contra ellos. Con el Brexit, por ejemplo.
Siguen disfrutando si pueden perjudicar a otros y ahí está el Editorial de The Times, que ha renunciado a informar a sus lectores para dar rienda suelta a su querencia natural.

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