viernes, 15 de junio de 2018

El juego de Pedro Sánchez

La intención del nuevo presidente del gobierno, cada vez es más evidente, es la de recuperar aquellos votantes que dieron la victoria a Zapatero sobre Rajoy y que en su gran mayoría han ido a parar a Podemos.
La ruina a la que se vieron abocados mucho, mientras que la mayoría iba al paro, los echó en brazos de Rajoy. Quizá pensaban que éste tenía una varita mágica, pero lo que trajo fue austeridad para la mayoría y profundización en los recortes que había empezado el propio Zapatero. Sólo UPyD llevaba en su programa los recortes que había que hacer, los que habrían supuesto el adelgazamiento de la Administración, pero no fue tenido en cuenta por los votantes. Es una pena. En su lugar surgieron dos partidos demagógicos. Uno que hasta el momento había restringido el ámbito de su actuación a Cataluña y era de centro izquierda, y de pronto sus finanzas le permitieron estar en toda España y pasó a ser de derechas, y que como todo el mundo sabe ya es Ciudadanos. El otro partido es de extrema izquierda, sus componentes son especialistas en hacer acosos, en faltar al respeto a los ciudadanos acudiendo a actos oficiales vestidos de cualquier modo y prometer la Constitución con fórmulas estrambóticas.
Se conoce que Pedro Sánchez da por perdidos los votantes que se le fueron a Ciudadanos y a los que trata de recobrar, mediante gestos muy gusto de este sector de población, es a los que se derivaron a Podemos, que, sin duda, son más.
Uno de los problemas que tiene es el de sus pocas luces. La malicia se confunde a veces con la inteligencia, pero luego se ve que ha quedado atrapado por sus propias palabras. A pesar de haberlas dicho va eligiendo los ministros sin tenerlas en cuenta y le van estallando como pequeñas bombas en las manos. 

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