martes, 5 de junio de 2018

Un bluf en Exteriores

Los valencianos estaban hartos del catalanismo de Lerma y Zaplana se comprometió a defender sus reivindicaciones. Pero el primer consejero de Educación que nombró fue Fernando Villalonga, catalanista convicto y confeso. Fue como un aviso a los valencianos, para que fueran haciendo acopio de vaselina.
De modo similar deberían entender los separatistas el nombramiento de Borrell como ministro de Asuntos Exteriores. Uno de los sabios que participan en esa nave de remos a la que se ha dado en llamar la Argos me avisó de Pedro Sánchez no es tan tonto como parece, sino que es peligroso. Al parecer se ha dado cuenta de que los Torra y compañía no están en situación de exigir mucho, porque la opción alternativa, que lógicamente es la que representa el PP es peor para ellos, y les ha lanzado esa señal para que no se excedan en sus peticiones, puesto que podrían poner en peligro su gobierno. No obstante, más de una concesión les va a hacer. Ahí está Batet para corroborarlo. Borrell, que prometía mucho, pero que al final resultó ser un bluf, porque le puede el sectarismo y el menosprecio a los que no piensan como él, está ahí también como engañifa para los demócratas, para que éstos crean que no se va a vulnerar ninguna ley, que no se va a ceder ante los golpistas. Ya veremos las presiones que reciben Llarena y otros jueces a partir de ahora. Borrell es la cara que quieren que miremos, para que no nos demos cuenta de que nos roban la cartera.
El niño Sostres le atribuye una inteligencia extraordinaria a Borrell y en el mismo artículo nos dice que cree que éste cree que tiene una misión en la vida, con lo cual lo desmiente.
Si no fuera un bluf, un zascandil, un cantamañanas, no habría aceptado esa forma de conseguir el gobierno que ha tenido Pedro Sánchez.

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