domingo, 3 de junio de 2018

Las disculpas de Monedero

Dice el sujeto este que se disculpó, pero eso no es cierto, porque no lo hizo ante ella, a la que siguió insultando, dando idea de la cuadra en la que debe de haberse criado, sino ante los talibanes de lo políticamente correcto.
Dice él que el suyo se puede entender como un gesto machista. Eso de ponerle las manos en los hombros a la hasta entonces vicepresidenta del gobierno. Más que machista, es de patán, de falta de modales, de una mala educación extrema. Es impensable que Rajoy hubiera podido hacer algo similar.
Los que han hecho del insulto y la provocación su modo de vida, porque han sido listos para darse cuenta de que hay un porcentaje de gente al que le gusta todo eso que se resume en el descaro y la malevolencia, ya están en la primera fila de la política. Con ellos la gente educada y cordial está en clara desventaja. Con la gentuza no valen las razones ni los argumentos.
Monedero siempre ha sido un descarado y un maleducado, según se vislumbra de las intervenciones que se le conocen. Una de ellas fue la de decir que Pablo Iglesias e Irena Montera pagarán el chalet que dicen que han adquirido mediante mensualidades de 500 euros. Eso es como llamar estúpidos a quienes le siguen.
Naturalmente que ese chalet no es el más lujoso de España ni mucho menos, pero es contradictorio con lo que vienen predicando, máxime después de haber insultado a De Guindos. Luego intentan arreglarlo alegando que no es lo mismo comprar una casa para vivir, que hacerlo para especular, para negar después que hayan dicho que De Guindos lo hizo para esto último.
Vergüenza debería tener este Monedero, si supiera lo que es la vergüenza, no sólo por ese gesto tan feo, sino sobre todo por haber colaborado en la forma ignominiosa que ha tenido Pedro Sánchez de alcanzar la presidencia.

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