lunes, 18 de marzo de 2019

Garzón tercia en el caso Puigdemont

Y lo ha hecho en contra de los intereses de España, como no podía ser de otro modo. Cuando los intereses de España parecían coincidir con los suyos prestó servicios a la nación, pero desde que no es así tomó otra deriva.
En la actualidad, parece ser que quiere hacer daño a España y en un principio cabría la extrañeza, puesto que ahora no están en el gobierno ni Felipe González ni el PP, sino alguien de su cuerda. Pero a la vista de la personalidad de Pedro Sánchez, evidentemente malévola, y de que el propio Baltasar Garzón, a través de esa ministra que catalogó como maricón a Marlasca, Dolores Delgado, puede ser que tenga influencia en el gobierno, cabe pensar cualquier cosa. Esos pueden estar tramando una barbaridad, para luego presentárnosla, con toda su cara dura, como otra cosa.
Lo que ha dicho el exjuez es que a Puigdemont le asistiría la inmunidad parlamentaria si resultase elegido eurodiputado.
Más fiables son la opiniones de otros letrados, no contaminados por el afán de revancha, que niegan esta posibilidad. Garzón fue inhabilitado y el hecho de que él piense que otros jueces también deberían serlo no significa que su castigo fuera injusto.
Por otro lado, la polémica es estéril, puesto que Puigdemont no va a venir a España. Es demasiado cobarde para eso. El hecho de que muchos catalanes estén dispuestos a votarlo demuestra hasta qué punto está envilecida parte de la sociedad catalana. Que tenga como abogado a Boye también dice mucho sobre él y no bueno. Garzón sabe perfectamente que Puigdemont no va a venir, si tercia en el asunto es por incordiar.
Volverá cuando dejen de mantenerlo. Entonces, quizá se asuste ante la posibilidad de tener que ganarse la vida como camarero sin papeles y prefiera estar en la cárcel, para tener asegurados techo y comida. 

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