jueves, 2 de mayo de 2019

Justicia poética con Sánchez

Habría sido de estricta justicia poética que el electorado español, demostrando madurez y puesto que Sánchez se había encaramado al poder aliado con golpistas, podemitas y otras hierbas peores lo hubiese mandado a casa.
Pero dado que la irrupción de las redes sociales ha trastocado el funcionamiento de la democracia (y ésta todavía no ha aprendido a defenderse) y la madurez no existe en los electorados de las sociedades opulentas, en las que proliferan los narcisismos, incluso en personas en las que jamás se hubiera sospechado que se daba este fenómeno, también es de justicia poética que Sánchez se tenga que ir a casa del mismo modo y por los mismos motivos que se tuvo que ir Zapatero. Y que quienes votaron a Zapatero, y sufrieron las consecuencias en sus carnes, y ahora han votado a Sánchez, vuelvan a sufrir las consecuencias de su inconsistencia.
He escrito más de una vez que no se trata de votar a este partido o aquel, sino al mejor candidato, sea del partido que sea, o al menos malo. Ni Sánchez (en cuya victoria seguramente ha colaborado el cretino de Aznar, porque no se puede ser más egoísta, cretino y vengativo) ni Zapatero tener escrúpulos de ningún tipo. Dicen que piensan en los pobres, pero derrochan su dinero. Sánchez promete blindar las pensiones, pero si no hay dinero para pagarlas, todo lo legislado se convierte en papel mojado.
Las medidas económicas que anuncia Sánchez provocarán necesariamente una hecatombe económica que resultará mortal para los más desfavorecidos e incluso los habrá que se suiciden. Nada de eso les importa a ellos.
El sufrimiento ajeno les preocupa tan poco que el gobierno, por boca de Celaá, se ha mostrado equidistante entre el dictador Maduro y el probo Guaidó (estos tipos tan indecentes se ensañan con dictadores muertos y apoyan a dictadores vivos).

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