Para nadie es un secreto que no tenían otra alternativa, dada la gravedad de la situación; pero ambos saben que ni las medidas que propone uno, ni las del otro, sirven para resolver los problemas, puesto que ya son necesarias reformas de gran calado, que ninguno de los dos se atreve ni tan siquiera a proponer. Quizá Rajoy tenga miedo de ganar.
Ninguno de los dos fue capaz de tomar al toro por los cuernos cuando era el momento. De haberlo hecho Zapatero, la gente tendría fe en él y la situación no se hubiera deteriorado tanto. De haberlo hecho Rajoy, el gobierno hubiera caído de inmediato, para cometer tantos disparates hace falta una oposición que no sea tal.
Lo peor de la crisis es la falta de fe de los ciudadanos en la clase política. A Zapatero ya no le cree nadie, miente tan compulsivamente que ni él mismo sabe cuando dice verdad y cuando dice mentira. Rajoy jamás ha dominado a su partido, quizá por aquello de que fue elegido a dedo, y muchos, entre los que está el dueño del dedo, piensan que la elección fue equivocada. En esas condiciones no se puede dirigir un partido. La gente no puede creer en Montilla, puesto que hay graves problemas en Cataluña, pero a él sólo le interesa uno. Para creer en el PNV hay que haber vivido acojonado durante muchos años. Para creer en los políticos en general hay que detectar en ellos una preocupación por los ciudadanos de la que carecen. Sólo se fijan en sus designios, quieren dejar huella para que las generaciones venideras los recuerden y el ciudadano normal y corriente es eso para ellos, normal y corriente y, por tanto, no merece que se le haga mucho caso, aunque se muera de hambre. Así que es difícil que la clase política española recobre el crédito entre la ciudadanía, cosa que es indispensable para salir de la crisis.
Ninguno de los dos fue capaz de tomar al toro por los cuernos cuando era el momento. De haberlo hecho Zapatero, la gente tendría fe en él y la situación no se hubiera deteriorado tanto. De haberlo hecho Rajoy, el gobierno hubiera caído de inmediato, para cometer tantos disparates hace falta una oposición que no sea tal.
Lo peor de la crisis es la falta de fe de los ciudadanos en la clase política. A Zapatero ya no le cree nadie, miente tan compulsivamente que ni él mismo sabe cuando dice verdad y cuando dice mentira. Rajoy jamás ha dominado a su partido, quizá por aquello de que fue elegido a dedo, y muchos, entre los que está el dueño del dedo, piensan que la elección fue equivocada. En esas condiciones no se puede dirigir un partido. La gente no puede creer en Montilla, puesto que hay graves problemas en Cataluña, pero a él sólo le interesa uno. Para creer en el PNV hay que haber vivido acojonado durante muchos años. Para creer en los políticos en general hay que detectar en ellos una preocupación por los ciudadanos de la que carecen. Sólo se fijan en sus designios, quieren dejar huella para que las generaciones venideras los recuerden y el ciudadano normal y corriente es eso para ellos, normal y corriente y, por tanto, no merece que se le haga mucho caso, aunque se muera de hambre. Así que es difícil que la clase política española recobre el crédito entre la ciudadanía, cosa que es indispensable para salir de la crisis.
1 comentario:
Si los recordaran hijos y sus nietos en las mansiones, como al señor Bono.
La clase política española no tiene credibilidad ni los primeros espadas ni las cuadrillas. Han estado en las poltronas por el amor al dinero. Delirando países y ciudades de ensueño. No diré que un político no deba de vez en cuando soñar una ciudad mejor un país mejor es posible y hasta necesario planificar un futuro a largo plazo.
Pero un futuro posible, el soñar un país sin pobres, sol es un delirio enfermizo. A ver si el juego de Zapatero era poner 400 € en todos los bolsillos "en casi todos" Alguien le debía haber contado el cuento del país que le toco la lotería. ES sencillo un día todos los ciudadanos al despertar. Encontraron en sus mesillas un millón de euros cada uno. ¿País feliz? No aquel día nadie fue a trabajar, no se podía comprar nada porque nadie trabajaba
eran ricos. Y si por casualidad encontrabas a un loco en un bar, y pedías un café el loco decía -Si son 100.000 €-. Al final cumpliendo El principio de Pareto el 20% de la población atesoraba el 80% de los recursos.
El paraíso socialista dura lo que este cuento.
Para repartir riqueza primero hay que crearla, la riqueza se crea en cuatro segmentos base. Como las mulas de la diligencia.
Y para que esta vaya recta todas las mulas deben tirar con una fuerza resultante equilibrada.
Eso pide un conductor mas hábil que los que hasta hoy nos han tocado en suerte.
Darío
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