domingo, 26 de octubre de 2014

Gregorio Morán se equivoca

No es que, como afirma, el pujolismo trabajara con esmero la disolución de la izquierda, sino que aprovechó que la izquierda española no encontrara su discurso.
El PSOE, de la mano de Felipe González y Alfonso Guerra, se desvinculó del marxismo y al hacerlo se quedaron sin nada, porque no habían vivido el proceso del mismo modo que los socialistas de otros países europeos. Puede ser que no asimilaran bien lo que suponía ese cambio, o quizá se sintieron huérfanos de ideología y por eso les vino muy abrazarse a los nacionalistas, lo que al final ha venido a ser su perdición.
Felipe González y Alfonso Guerra no perdieron mucho tiempo en investigar lo que era el nuevo socialismo porque no lo necesitaban para alcanzar el poder, que es lo que realmente querían.
Enrique Tierno Galván pudo ser el ideólogo que necesitaba el PSOE, pero esos dos chicos de Sevilla, como les llamba él, no querían que nadie en el partido les pudiese hacer sombra. Luego, la víbora con gafas, como le llamaban ellos a él, endeudó temerariamente al PSP, el partido que había fundado, y acabó vendiéndolo al PSOE, traicionando así a sus militantes. Tierno Galván pudo ser un gran teórico, pero sus convicciones tampoco eran muy profundas, por lo que se ve.
La izquierda española sigue buscando su discurso, pero ya se ve que lo hace por sitios equivocados. El comunismo sigue como esos focos infecciosos que nunca se curan del todo. Y los socialistas han elegido a un secretario general del que en defensa suya se dice que está verde. Un partido más que centenario se ve en esa tesitura. En este partido está José Borrell, que sí que tiene discurso, pero no se le dan opciones de liderarlo, lo cual es una prueba más de lo mal que está la cosa.
En la actualidad, Felipe González diseña joyas para marquesas y José Luis Rodríguez Zapatero sigue pensando que ha salvado a España de un gran desastre.

No hay comentarios: