sábado, 11 de octubre de 2014

Ha ocurrido en Guecho

Según el Diccionario de topónimos españoles y sus gentilicios, de Pancracio Celdrán Gomariz, a los naturales de Guecho se les llama guechotarras.
Quizá fueron unos guechotarras quienes colocaron una placa con el nombre de un etarra en una plaza de Guecho, y fue una modélica asociación vasca, Covite, la que pidió al ayuntamiento de la ciudad que retirara inmediatamente dicha placa. Parece mentira que lo tuviera que pedir alguien, pero así están las cosas.
Puede que haya gente que no sepa qué es Covite, o que la hayan desinformado haciéndole creer que defiende intereses particulares. Pues no. Defiende la dignidad de todos los españoles, muy pisoteada últimamente a causa de la desidia o el cálculo electoral de quienes cobran por defenderla.
Covite no se ha limitado a pedir la retirada de esa placa que llena de infamia al pueblo y a España entera, sino que además ha anunciado una denuncia judicial ante la Audiencia Nacional.
Hechos como el citado parece ser que están relacionados con la razonable petición de Covite de que por cada víctima de ETA haya una placa. Los enemigos de la dignidad pretenden igualar los crímenes etarras con los supuestos excesos policiales. Hay 400 crímenes etarras por resolver. Este hecho desmonta de raíz la cantinela de los excesos policiales. Lo primero que hace un etarra ante el juez es alegar que lo han torturado, aunque al detenerlo lo hayan tratado de excelentísimo señor. Lo que ocurre es que en España hay muchos miserables que apoyan a los etarras.
Hay otra cuestión obvia: sin los nacionalismos no habría habido terrorismo en España. Si al advenimiento de la democracia a los nacionalismos se les hubiera dado un poder acorde con la fuerza que tenían en aquellos momentos tal vez el terrorismo no hubiera podido hacer tanto mal. Y el propio nacionalismo tampoco.

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