miércoles, 10 de febrero de 2016

Calles franquistas

Prosigue la estupidez de querer derrotar a Franco después de muerto. Ya se que quienes albergan ese propósito tienen mala conciencia y se ven en la urgencia de sofocar ese sentimiento.
Cabe recordar que eso lo esperaban muchos cuando el PSOE ganó las primeras elecciones generales. Lo que deseaban los buenos socialistas de la época es que Felipe González demostrara que era mejor persona que Franco y más honrado y capaz. Felipe González no firmó sentencias de muerto, pero bajo su mandato operaron los GAL. La viuda de García Goena todavía está esperando justicia. La única victoria posible es esa: ser mejor persona. Felipe González, en cambio, trajo la mezquindad y el sectarismo al gobierno. Así que la revancha quedó pendiente. Los honrados socialistas sufrieron una decepción.
Zapatero es más limitado intelectualmente que su predecesor socialista, así que pretendió derrotar a Franco por la brava, esto es, con prepotencia y malas artes, porque señaló a unos supuestos herederos del dictador. Actuar con prepotencia es hacer lo mismo que se pretende criticar y quienes han aceptado el juego democrático no pueden ser considerados herederos del franquismo. Conviene recordar también que muchos franquistas formaron parte del primer gobierno socialista, porque a la muerte del dictador se apresuraron a cambiar de chaqueta.
La realidad es que en vida de Franco los franquistas eran legión y si no hubiera sido así no habría podido perdurar tanto.
El listado de nombres de calles susceptibles de ser cambiadas que publica El País genera malestar, porque no puede tener más motivación que el odio. A veces se dan nombres de calles a personas que no tienen méritos para ello, pero si en lugar de atender a los méritos lo que se tiene en cuenta es si son derechas o de izquierdas el asunto es ridículamente espantoso o espantosamente ridículo.
Dalí, por citar un ejemplo, sería mejor o peor persona, pero su calidad pictórica merece una calle. Calvo Sotelo no pudo ser franquista. Muñoz Seca será recordado mucho más tiempo que Carmena, que se ha empeñado en ganar a Zapatero en el terreno de la estupidez.

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