No es la primera vez que me refiero al islam, y auguro que tampoco será la última. No están avisando desde hace mucho que los musulmanes se van a comer el mundo, pero la gente no les hace caso porque no lee, sino que ve la televisión, y los que la dirigen o tampoco leen o prefieren dar coba.
Bien, los musulmanes -los que se someten- no se pueden comer nada puesto que su religión se lo impide. Pongamos que se convierten en los amos del mundo, pues lo siguiente sería el colapso universal. El islam no permite el progreso ni la libertad. ¿Podría ser que las señoras se rebelaran contra todo eso y desataran la revolución? ¡Claro que podría ser! Aunque no se llegaría a esos extremos ya que especie humana ha dado suficientes formas de heroísmo. Las señoras se rebelarían, ya lo hacen en Irán, pero se encontrarían con la compañía de muchos hombres. Lo curioso del caso sería que muchos de ellos fueran judíos. Pero no solo serían judíos. Basta con fijarse con que Putin se está enfrentando con muchos héroes y que cree que con matarlos está todo resuelto. Navalny pensaba de modo tan diferente que se dejó matar. Zelensky y sus compatriotas están plantando cara con todo. En América, Corina y los suyos se enfrentan sin complejos al gran asesino que es Maduro.
Si el islam consiguiera la hegemonía mundial surgirían héroes y heroínas por todas partes, y no podría matarlos a todos, porque cada vez habría más. No sabemos nada de lo que ocurre dentro de Rusia, de China o de Corea, por citar tres países, aunque sí que sabemos que los disidentes son aniquilados apenas se les detecta o se sospecha que lo pueden ser. Hay que hacer constar que los habitantes de esos países esperan que el mundo libre los rescate. Si no hubiera libertad en el resto del mundo habría más héroes y heroínas.
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