Lo que le hicieron a Rita Barberá era para abrir una investigación y apartar de la política para siempre a los impresentables que participaron en el brutal acoso, sin que en el PP hubiera nadie que diera la cara por ella. La dan ahora, cuando ya está bien enterrada y no se entera. La actitud que tuvieron con ella, propia de gente celosa y sin capacidad de autocontrol es la prueba de que quienes lo hacen deben buscar sus modos de vida lejos de la política, al margen de que la policía debió llevarse a los manifestantes al juzgado para tomar sus datos y mandarlos al juez, para que tomara las medidas oportunas.
Pues según comenta ella misma, con Isabel Díaz Ayuso se están llevando a cabo actitudes parecidas, aunque todavía no se han manifestado frente a su casa. He de decir que yo critiqué bastante a Rita Barberá, pero lo hice mientras tenía el poder y siempre criticando actividades suyas, nunca fueron ataques personales. Con la presidenta de Madrid sus enemigos, que son muchos, pero cobardes, llevan a cabo una política similar. Le mandan cartas o tarjetas en las que le comunican que la odian.
Tengo escrito en algún libro que a la gente vulgar se la conoce por el odio. Una persona que no lo es no se deja dominar por un sentimiento tan inútil, tan infame. Esos cretinos lo que le hacen ver es que no tiene necesidad de preocuparse por ellos, puesto que ya se limitan por sí mismos y dado su descuido un día u otro van a cometer un error fatal. Todos los que le mandan esas tarjetitas son fulanos de segunda o tercera división, como los que atacaron y siguen atacando a Rita Barberá, algunos de los cuales han tenido altos cargos incluso. Ayuso puede respirar tranquila,
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